Las notorias habilidades desplegadas en los debates Niceanos y la reputación de valentía y sinceridad que se ganó en todos los bandos, hicieron del joven clérigo un hombre marcado de ahí en adelante (St. Greg. Naz., Orat., 21). Su vida no podía transcurrir en un rincón. Cinco meses después de la clausura del concilio, moría el Primado de Alejandría; y Atanasio, tanto en reconocimiento a su talento como, parece ser, en deferencia a los deseos manifestados en su lecho de muerte por el finado prelado, fue escogido para sucederle. Su elección, a pesar de su extrema juventud y la oposición de un vestigio de las facciones Arriana y Meleciana en la Iglesia de Alejandría, fue bien recibida por todas las clases entre el laicado
Sem comentários:
Enviar um comentário